Con estas medidas, que en ningún caso comenzarían a ser realidad antes de 2009, el ejecutivo busca frenar la escalada de precios. “La situación es muy delicada” ha manifestado Jérôme Bédier, presidente de la Federación del Comercio y de la Distribución (FCD) que reúne a los grandes distribuidores. Mientras que la gran distribución aplaude las medidas, los pequeños agricultores y algunos industriales dicen sentirse ya asfixiados por los distribuidores, un hecho que se agravará con la libertad de negociación establecida por el nuevo texto. “Podría suponer, afirman, la supresión de miles de empleos”.
En este sentido, seis organizaciones, entre agricultores, pequeñas industrias o grandes marcas, han pedido la retirada del texto de la ley amenazando con salir a la calle si esta sigue adelante. Por último, el secretario general del Partido Socialista francés ha criticado la iniciativa de la ley que permitirá la implantación de nuevos hipermercados que podría hacer desaparecer multitud de pequeños comercios. “La competencia, ha afirmado, no se mide en número de metros cuadrados sino en términos de control sobre los precios” en respuesta a las declaraciones de la ministra de Economía que había explicado como las medidas sobre el comercio permitirá la llegada de nuevos operadores y empresas de hard discount.