Algunos clientes de Qmax Consulting nos preguntan si es un buen momento para invertir en Visual Merchandising. Nosotros les respondemos con otra pregunta: ¿hay algún mal momento para mejorar? La respuesta parece sencilla; no. Pero ¿qué significa exactamente mejorar? ¿Se puede ser innovador en tiempos de crisis? Si entendemos la innovación como una inversión, estamos en el buen camino. Si sólo se contempla como un gasto, una línea más de la cuenta de resultados, aconsejamos analizar si sus procesos de venta son mejorables, si detectan que sus competidores están ya en el camino de integrar nuevos métodos o si sus clientes demandan nuevos servicios de valor añadido. Aquellos que crean que sus métodos no son susceptibles de mejora, corren el riesgo de estancarse y no poder reaccionar a tiempo en un mercado cada vez más exigente y dinámico. Quienes crean que el ahorro de costes se trata simplemente de cerrar el grifo, están sentando las bases de un futuro incierto y de compañías vulnerables.
La innovación es posible en tiempos de crisis. Es más; es una de las maneras más fiables de fortalecerse y de crecer con expectativas de futuro. Los malos tiempos ya han llegado; preparémonos para los buenos que vendrán. Pensemos en aquellos procesos que no podemos realizar de manera óptima o que simplemente no podemos realizar; observemos que hacen nuestros competidores; analicemos nuestros puntos débiles. Es un buen momento para la reflexión. Y por supuesto, para sacar conclusiones. La reflexión es el primer paso en el camino de la excelencia.
La innovación en Visual Merchandising se reduce a la gestión del producto. A una buena gestión del surtido y una buena gestión del espacio. Podríamos añadir más elementos, pero básicamente nos quedaríamos con esos dos. Seleccionar el producto dentro de un surtido ordenado y coherente es gestión del surtido. Exponerlo de manera atractiva y en la cantidad adecuada es gestión del espacio. Todos los distribuidores, independientemente de su tamaño, tienen métodos de gestión. Es imposible desarrollar una actividad comercial sin un mínimo de gestión. Pero no todos tienen el mismo nivel de desarrollo. Las grandes compañías disponen de los medios humanos y técnicos suficientes para gestionar bien; no todas lo consiguen, es cierto, pero pueden destinar más recursos a la reingeniería de procesos, a la mejora de los sistemas o a cambios de organización. El resto debe conformarse con fijarse en ciertos detalles de los “grandes” e imitarlos como puedan: algunos llamarán a esto copiar, pero muy pocos reconocerán que lo hacen. También puede que vendan esta copia como innovación, pero saben perfectamente que no lo es. Para nosotros innovar no es sólo inventar; es transformar métodos, procesos, sistemas, servicios o productos para mejorarlos, para hacerlos más eficientes. Pueden ser cambios totales o parciales pero deben mejorar lo anterior. Y pueden basarse en ideas nuevas, propias o ajenas; o ser consecuencia de nuestra propia experiencia o la de otros. Pero deben conducir a una mejora objetiva.
Innovar tiene riesgos, naturalmente. Pero no es experimentar esperando que salga una fórmula mágica mezclando todos los ingredientes a nuestro alcance. Tampoco es una gesta heroica, ni un acto de fe en el que creer ciegamente. Para innovar hay que aprovechar todo el conocimiento, interno o externo, y adaptarlo a nuestro entorno empresarial (estrategia, recursos y potencial). O mejor aún; integrar la innovación en la cultura de empresa como un valor que permita crecer y convertirse en referentes del sector. La experiencia nos dice lo difícil que resulta que las organizaciones sientan la necesidad de innovar. En época de bonanza se prefiere no tocar aquello que funciona y en época de crisis se teme realizar gastos, aparentemente, no productivos. O simplemente, se espera que pase la mala racha sin hacer nada. Parece que ningún momento sea bueno para innovar.
Nosotros entendemos que ahora es un buen momento. Dicen que la necesidad agudiza el ingenio y de eso se trata precisamente: de aprovechar las oportunidades y prepararse para el futuro. ¿Innovar en tiempos de crisis? Por supuesto y cuanto antes, mejor.