Mi Santa frecuenta las librerías. No lo puede evitar: a otras les da por los bolsos o la ropa. A ella le encantan las librerías. Pues bien, en una de sus escaramuzas, me recomienda un libro que ha ojeado: Piensa, es gratis de Joaquín Lorente (Editorial Planeta ISBN 978-84-08-08637-6) con el interesante subtítulo: 84 ideas prácticas para potenciar el talento.
Bien, dejemos de lado los comentarios sobre si debo o no «potenciar mi talento»; el caso es que me aparece con el libro en las manos y me dice: «Ahí lo tienes: ya me dirás si ha sido una buena idea comprártelo…»
Confieso que aún no he acabado con él, pero ahora que ya llevo casi la mitad, puedo empezar a valorarlo. Fácil lectura y un lenguaje muy cercano, sin grandes alardes semánticos, pero claro y concreto. Y aunque volveré a repasar alguno de sus «principio» os destaco unos párrafos del Principio 42
Por cada cosa que sabemos, ignoramos infinidades. Y cuantas más cosas nos interesan, más desconocimiento nos acompaña.
(…) La humildad es la levadura que hace crecer el conocimiento. En cualquier materia, los «sabelotodo» que se cierran ante cualquier aportación ajena y desprecian cuanto no proviene de sus propios criterios, lo único que consiguen es blindar su cerebro al aire fresco del exterior: han entrado en un proceso de oxidación y herrumbre de sus neuronas. (…)
Me parece muy acertado pero sobre todo, demoledor. A lo largo de nuestras vidas nos cruzamos con «sabelotodo», impositores de sus ideas y criterios y personajes que ni escuchan ni saben escuchar. Unos mediocres, pero con poder.
Pero cuando aparece alguien que se interesa por tus cosas, aunque aparentemente no debería importarle nada, y nos escucha sin ninguna obligación ni aparente fascinación, a mi personalmente, se me llena el depósito de la confianza y me reafirma en mis convicciones de que lo que hago, vale la pena.