Eroski está ultimando un plan de gestión que incluye el cierre de supermercados y la reducción de gastos financieros y operativos como fórmula para afrontar la fuerte caída de las ventas.
Al parecer, el descenso del consumo ha tirado por suelo las previsiones de ingresos tras la compra de Caprabo en el verano de 2007, en las que se estimaba posible recuperar la inversión en un plazo de cinco años.